Pinceladas de mi historia (V)

Nieves llegó a Barcelona en 1956 después de 20 años residiendo en la URSS. Dejó España por amor. No entendía de política, ni de bandos, ni de guerras: solo sabía de música. Era violinista. Se enamoró de mi tío abuelo Elías que sí entendía de política y le siguió hasta Rusia. Las cosas no salieron bien y se encontró sola en un país que nunca conseguiría querer.

Mi bisabuelo había adoptado el papel de tutor de mi madre y de mi tío que se habían quedado solos tras el fallecimiento de mi abuela. No era joven y la carga de cuidar a dos niños le venía grande así que el acuerdo con Nieves fue de lo más conveniente para ambos: le ofreció alojamiento y manutención a cambio de ayuda en la educación de los niños y en las tareas domésticas. Nieves cuidó de mi madre y de mi tío hasta 1956, año en el que regresó a España. Nunca dejó de hablarles en Español.

Nieves volvió a pisar su patria con 52 años. Llegó a una España rancia, anticuada, anclada en el pasado, dónde una mujer sólo podía prosperar de la mano de un hombre, dónde  las solteras eran “solteronas” y las maduras “viejas”. Pero Nieves era una mujer de hierro. La vida le había dado tantos batacazos que ahora ningún obstáculo era infranqueable.

Nada más llegar a Barcelona puso un anuncio en un periódico local (no había dinero para más): “Se buscan familiares de Conchita Ema Berenguer” (mi abuela). La noticia llegó a mi familia  a través de un compañero de trabajo: “Ángel! Han encontrado a tu hermana!”. Mi familia se reunió a los pocos días con Nieves en Barcelona. Habían perdido la pista de mi abuela hacía 20 años. Nada. Supieron que su hermana había muerto por Nieves. Sabían de la existencia de mi madre, porque había nacido en España, pero desconocían por completo la existencia de mi tío. Lo amargura de conocer la muerte de una hermana se endulzó con la noticia de tener “nietos” en la URSS.

La primera carta de mi familia española  llegó a Rusia poco después. Pero eso es ya otra historia…

Por su parte, Nieves, sobrevivió un tiempo dando clases de ruso en Barcelona. Esto siempre me arranca una sonrisa – por lo que me han contado su ruso nunca fue bueno. Más adelante, como buena mujer de talento montó una pensión para estudiantes en la antigua casa de una de sus hermanas, en la C/ Carmen. Murió en Barcelona en 1980  cuando ya todos habíamos vuelto a España, en parte, gracias a ella.

Nieves Pey: otra superviviente, otra heroína…

 

Nieves Pey - 1967

 

 Sigue mis otras pinceladas: I, II, III, IV

 

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

4 respuestas a Pinceladas de mi historia (V)

  1. Avisnigra67 dijo:

    ¡Que pinceladas tan cuando menos, agridulces! me quedo por encima de todo con el coraje y la fuerza de sus protagonistas.

    abrazos

  2. Anahi dijo:

    Fantastico… simplemente alucinante… mas que una historia de blog.. merece ser publicado..

  3. Juana dijo:

    Mujeres fuertes y luchadoras, familias desperdigadas, historias, historias …. esto que tu haces es «estructurar», es muy bueno, mucho, mucho …. como «hidratar» las raices ….

  4. Llantias dijo:

    Y lo peor, que son historias que ya no interesan a nadie, y lo más dramático, que en las escuelas tampoco. Parece que la historia de España solo se escribe desde la transición. ¿Preguntadle a cualquier jovencito, ¿qué sabe de esta historia?… La respuesta será de libro. Gracias por recordarnoslo.

Deja un comentario