Capítulo 27 – Una carta, una esperanza, un dilema…

La salida de Rusia de los prisioneros de la División Azul y, sobre todo, de los marines y pilotos republicanos abrió de nuevo la brecha de la esperanza entre los españoles que permanecían en la URSS. Quizás el desencadenante para la masiva obtención de permisos de regreso a España fuese una carta que los «niños» escribieron a la ONU pidiendo el regreso a su patria. La carta dio la vuelta al mundo: media Europa se solidarizó con el caso de los niños republicanos y la presión internacional contra el nuevo gobierno soviético empezó a surtir efecto.  El simple hecho de escribir una carta poniendo en entredicho el régimen comunista fue todo un hito histórico que marcaba el principio de una era ‘sin Stalin’.

En 1956,  la prensa soviética publicó un artículo sobre el ansiado regreso de los «Niños Españoles» a su patria, en el que se instaba a todo español residente en la Unión Soviética a presentar su solicitud de regreso ante el gobierno ruso. La Cruz Roja Internacional prestaría toda su ayuda y apoyo tanto en el trámite de la documentación necesaria como en el traslado propiamente dicho. Paradójicamente, al poco de publicarse esta nota de prensa, los mismos dirigentes del PCE habilitaron su sede de Moscú para recibir y gestionar todas las listas de solicitantes.

Alegría, preocupación y de nuevo el dilema. La mayoría de los españoles habían formado familias mixtas ruso-españolas. A las mujeres rusas casadas con españoles se les autorizaba la salida a España junto con los hijos fruto del matrimonio. No así a los hombres rusos casados con Españolas. Es más, la salida de la URSS de la mujer española estaba sujeta a la autorización de su marido ruso.

Grupo de españoles antes de su regreso a España

Regreso a España – Testimonio de Rosa Suarez García (Los niños españoles evacuados a lo URSS – E. Zafra, R. Crego, C. Heredia)

…Así pasaron los años hasta que llegó 1956 y con él la noticia de nuestra repatriación. A una gran parte de los españoles de hacía años la posibilidad de volver a nuestra patria nos planteó verdaderos problemas para tomar una decisión. Se nos había educado como españoles, pues fue incesante durante años la insistencia de nuestros educadores para que no olvidáramos nuestras raíces, nuestro habla, nuestra patria. Sabíamos que España era nuestra tierra y la pasión que sentíamos por todo lo español era desbordante. Todos soñábamos con volver algún día, pero cuando se presentó la oportunidad, con las circunstancias que se daban en España (Franco en el poder y el régimen existente), nuestros sueños se convirtieron en pesadillas.

Personalmente, yo tenía grandes dudas: por un lado me sentía plenamente integrada en la sociedad soviética: tenía carrera, trabajo y tranquilidad. Por el otro lado, como a todos nosotros, me tiraba profundamente el volver a mi tierra natal, a mi patria. Con tentaciones filosóficas me preguntaba: ¿cual es en realidad mi patria? Porque, sí, nací en España. Pero en la URSS he crecido, me han educado, me han dado los medios para estudiar. La URSS siempre fue y será en mi corazón mi patria también.

El día 1 de mayo de 1956 nos reunimos en nuestra casa un gran número de amigos españoles; todos habían ya decidido volver. Solo nosotros no veíamos con claridad el camino a seguir. Pero al final, vencieron tantos años de añoranza, tanto empeño de nuestros educadores para que no olvidáramos algo fundamental en nuestra vida, a España».

 

España, el lejano jardín de los inciertos…

 

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